viernes, 31 de octubre de 2008

Leyendas de Granada (1)

Por desgracia solo he podido ir de vacaciones una vez con mis mejores amigos, y ese destino fue Granada, y más exactamente Motril.
Queríamos estar de camping, ya que nuestro presupuesto no era demasiado boyante, Vanesa y yo compartiríamos una tienda, y Nacho y su novia, Noelia, la otra.
Allí pasaron muchas cosas, unas buenas, otras malas, y algunas peores.
Ya empezó mal el viaje con un sms mandado a nuestros compañeros, desde el autocar que nos llevaba a su encuentro en Granada, de parte de Vanesa. No me acuerdo de su totalidad pero algo así como: “Vaya peazo de trozo de cacho de josconcio nos hemos dado. Txefoide. “y no sé que más, un mensaje tan encriptado, que aun hoy, 5 ó 6 años después sigo sin saber que queríamos decir.
Después de muchas vueltas en el autobús que nos llevó a Motril, desde Granada, y ya con nuestros amigos a bordo, nos adentramos en un camping, llamado Don Cactus, con un pequeño zoo a su entrada, donde solo había pavos reales y gallinas.
Noelia y yo, como no teníamos ni idea de montar las tiendas de campaña, nos fuimos a comprar varias cosillas para poder comer.
No sé el tiempo que tardaron Nacho y Vane en montarlo todo, pero algo nos decía que no podríamos olvidar el viaje, sobre todo cuando vimos las tiendas montadas. Las puertas de entrada a las tiendas, estaban totalmente enfrentadas, con un espacio entre ambas de apenas un metro, y para entrar a dormir nos teníamos que pedir permiso. Vamos que nos faltaba una bocina para avisar que salíamos….
.. ..
La primera noche fue…… que fue… no tengo palabras para describirla. Mientras Nacho y Noe dormían (o más bien retozaban) en la otra tienda, Vane y yo, sin sueño, nos entreteníamos. Primero estuvimos completando unos cuantos tests de personalidad, ya sabéis, sacados directamente de revistas tan prestigiosas como “Vale” y “SuperPop”. Cuando Vane me dijo que el resultado del test que habíamos hecho me daba como una mujer innovadora en su vestir, y muy femenina, me harté de seguir.
.. ..
Yo como novato en esos lances, no me lleve nada para dormir, solo un saco tan fino que se me clavaban las piedrecitas del suelo, mientras Vanesa dormía en una colchoneta que parecía el colchón que anuncian en la tele, ese donde duerme una foca y no te despiertas, (qué manda cojones dormir con una foca)
.. ..
Después de que la caravana del otro lado nos llamara la atención para que nos durmiéramos, y con ambos sujetos, es decir nosotros, boca arriba, y con ganas de marcha, un coche o persona, o Dios sabe qué, pasó muy cerca de nosotros. Por la luz que teníamos dentro y por las sombras traidoras que provocaba, parecía, mismamente, que se nos echaba encima, así que Vane, luciendo un estilo que ni Nadia Comanecci hubiera podido imitar, (y gracias al miedo) dio una voltereta en el aire, quedando boca abajo. Y lo que tiene más mérito, sin sacar las sabanas de su sitio, y sin provocar mayor catástrofe que mi posterior ataque de risa. No sé porque la imagen de un escarabajo pelotero se me vino a la cabeza.
.. ..
Pero ahí no quedo la cosa de ese viaje. En la próxima entrega os contaré la historia del hombre sin cabeza, que aun atemoriza a los transeúntes solitarios del camping “Don Cactus”

No hay comentarios: