sábado, 29 de noviembre de 2008

Museo Reina Sofía; hoy y mañana.

El arte hay que vivirla, introducirse en ella, hacerla propia. Caer en su trampa, en su red de cordones delgados.
No importan los artistas, ni siquiera el título de sus obras, solo lo que hace sentir.
¿Qué es para ti el color verde, o el naranja?, ¿Y una escultura con forma de aleta de tiburón? Importa el individuo.
No quiero fotos, no quiero opiniones, quiero imágenes.
Personas, miradas; NO¡¡. Necesito colores, colores que despierten recuerdos, que me evoquen instantáneas que a lo mejor nunca existieron.

Acércate sin miedo. En cada cuadro está uno mismo.
No hay que saber entenderlo, hay que deber comprenderlo, mediante nuestra vida.

El abismo, y el negro, y el miedo, y el arco iris, y el ahora.
Cada paso un sentimiento, un color. Cada color una muerte, y un renacimiento. Una escalera que sube, y que también baja.

El aire que se respira está cargado y es ligero, repleto de ideas e intenciones.
No importa el origen del sentimiento, solo importa el Yo, y el Tú, y el Él.
El único obstáculo es la idea que se choca con las ideas. El Yo antes que el Tú, cuando la solución es que vayan cogidos de la mano.

Que arte es el verdadero, es difícil de saber, todos son verdaderos, y todos son mentira.

La gente mira, pero no observa. Siente pero no padece. Oye pero no escucha.
No importa el porqué, el de quién, y el cuándo.

Desde la lejanía todo pesa más, los recuerdos se vuelven ignominiosos, pero también ásperos. Reflejos de un espejo que no da miedo, que deslumbra, pero que tiempo después, aterroriza.

La pincelada azul guió mis pasos hasta nuevos cuadros, todas ellos válidos. Es mi pasado, ¿Dónde me llevará?
Ahora solo veo imágenes vacías, repletas de trazos. Demasiada verdad. ¡Lástima¡

No miro a Pablo, miro a las gentes, a sus caras, a sus gestos. Alguien intenta explicar algo que no se debe. ¿Por qué?
¿Qué ven los que no ven?

Nómadas, peregrinos, vagamundos de salas vacías. Números ordenados, ideas caóticas. Orden en el caos, tiempo perdido.

Salgo cansado de tanta verdad, de algo que encuentro tanto fuera, como dentro. Una paloma.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Alfredo, el grande

Acabo de leer “Alfredo, el grande”. La última biografía sobre Alfredo Landa. Uno de mis actores favoritos.
Me ha emocionado.
Cada uno puede opinar y pensar lo que quiera sobre este pedazo de actor, pero sin conocerle puedo asegurar que es una bellísima persona. Testarudo, cabezota, pero también sincero, honesto, y con un gran corazón.
La última película que rodó, (“Luz de domingo”) es la última que he visto suya. Me costó mucho verla, y no por él, siempre está maravilloso, sino por algo que ocurre en la película, una violación, y quizás no doliera tanto si fuera a otra actriz, pero le ocurre a Paula Echevarria, de la cual estoy enamorado.
Para mi Alfredo siempre será Paco, el bajo,(Los santos inocentes), será Areta,(El crack), será Bartolomé,(La marrana), será el Brigada Castro,(La vaquilla), y será José Rebolledo,(Las verdes praderas), pero Joaco ha pasado a mi memoria como el vengador que yo sería si me ocurriera lo mismo. No creo en el honor, como decía Galdós, el honor es un inmenso excremento, pero si creo en… no puedo describirlo, en la impotencia ante una injusticia, en el dolor en alguien inocente. Por eso cuando vi cuando violan a la pobre Estrella siempre he acabado llorando. Hasta me hizo odiar, un poquito a uno de mis actores predilectos, Peris-Mencheta.
Ojala un día puedo chocarle la mano a Alfredo, no decirle lo mucho que le admiro, nada, él sabrá leer mi mirada de devoción.
La gente recuerda su discurso desafortunado en la gala de los Goya, yo acabé aplaudiendo cuando habló. No era para nada un discurso, eran las emociones las que hablaban por él. La gente dijo que le vio frágil, yo le vi más fuerte que nunca, y sobre todo, más sincero que nunca. Nos dio las gracias por haber visto sus películas, yo le doy las gracias por tuyas sus películas, (buenas y malas). Gracias Alfredo, gracias.

jueves, 27 de noviembre de 2008

-14-

En este ayer, que pocos olvidamos, existe el mañana, color oro, color sangre, color hoy.
Huracán ventoso, de tímido niñez, y prematuro despertar.
Guitarra floja, sin retorno, rasga un tono naranja y blanco.
Pasado pasado y fututo atardecido. Andar cansino.
Hiero tu ojo derecho, y grita tu silencio:
-¿Cómo está mi felicidad?
Envuelve mi yo, y mi ser, con la última bocanada de humo, denso y disperso.

Una cosa más… (Un atronador silencio, invade la oscuridad, escucho sin escucharte, una sola palabra)

El azul, azul, agítese antes de usar, arrasa sin compasión el acantilado mayor.
Su voz trae hilos transparentes, y nos dice:
-Volveré, pero ya no me veréis.
Y se retira, abrazando como lo que es, a ese amigo suyo, niño de nombre, alma de hombre.
Veo sin mirarte. Te amo sin tener corazón. Te toco, ¿Para qué?

Una cosa más… (Escuchándose un grito de ayuda en la letanía)

El viento, certero y dudoso, se para ante mi, y mira a quien no le puede mirar.
¿Quién eres, Dios sin lunar?
Tu huella, como mi pasado, perdura en mí como la sombra hermana del que nació cuando morí.

Una cosa más… (Lejano como un recuerdo, noto tu presencia cercana. Me giro, no la veo)

Llueve, pájaro, llueve.
No dejes caer de tus alas ni una sola de tus lágrimas. No dejes caer ninguno de tus cuatro colores.
Anda, pajarito, pero no vueles. Quiero tu cantar, que se vuelve verdad, cuando es para mí.
Abre los ojos, mi pájaro. Aquí estoy, no olvides que yo nunca fui real,
pero los dos si lo somos.

Una cosa más… (Olvido tu nombre, olvido tus ojos, olvido… el recuerdo mismo. Ya siempre diré: Me acuerdo de ti, pero en la noche solitaria)

Atróname, puédeme, hiéreme, mátame, sálvame, báilame.
Bendito añil, bendito pasado, malditos toros de oro y cruz floreteada.
Tranquilo, tu eco sonará donde los búhos azules aniden y canten. Cuando caiga la lluvia amarilla.

Una cosa más…

Amanece color fuego. Y es el fuego el que se apodera de mí.
Las mentiras se tornan certeza.
Quiero tus ojos dentro de mis manos, que son suaves y puntiagudas.
Limpiemos nuestro escudo, y mirémonos al espejo, tú de un lado, yo desde dentro.
Y ahora, con el último cigarrillo, miro tu boca y cierro mis ojos. No diré más.

Ya nadie más subirá o bajará. Hablará o silenciará. Mirará o ignorará.
Ya nadie vera tu cara recién lavada.
La soledad es la misma que la nuestra,pero nosotros viviremos cuando mueras

martes, 25 de noviembre de 2008

Varios pasos

Hoy estuve en el “Museo de la Ciudad”, cerca del Metro; Cruz del Rayo. Hacía tiempo que quería ir pero por unas cosas u otras, nunca lo hacia. Hoy me he animado.
Recomiendo totalmente su visita. Es ver Madrid con otros ojos, con unos ojos del pasado, del presente y del futuro.
Cuatro pisos de museo, y cada planta más maravillosa que la anterior.
Es increíble ver la evolución y la historia de Madrid, y más para un enamorado de Madrid como soy yo.
Lo mejor son las dos últimas plantas.
El la 4ª son sobre todo fotografías del último siglo en Madrid. La manera que han cambiado las calles, las plazas. Me acuerdo del lema de “¿Qué hubiera pasado si hubiera pasado nada?” Somos parte de la historia de Madrid, da alguien que no hayas nacido en Madrid, toda persona que vive o ha pasado por la ciudad, es madrileña.
Cuando he visto el Plano de Teixeira, se me ha encogido el corazón. Un mapa echo en 1656, pleno siglo XVII, con esa cantidad de detalles. Es increíble.
Pero en una esquina he visto un cuadro, que parece mismamente una fotografía y me he enamorado. El autor, Joaquin Ureña. “El patio azul”.
Se me ocurren millares de versos, y ninguno se acercaría a la belleza y a la sencillez que hay plasmado en esas pinceladas.

Madrid es eso, destellos, imágenes, hojas marchitadas, ruido de coches, miradas furtivas, gritos al vacío. Madrid, la nada y el todo.
Qué grande me siento en este pequeño Madrid.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El andén fantasma

El andén fantasma lo llaman. Chamberí para sus transeúntes.
He viajado en el pasado.
Baldosas blancas, impolutas. Impregnado de ese olor a pasado, que todos conocemos, ese pasado que nunca deberíamos olvidar.
Su tono blanquecino lo inunda todo, seña, ésta, de otra época.
Casetas expendedoras con sillas altísimas, con una pequeña taquilla de menos de 25 cm, para cada trabajador. Ni siquiera con teléfono. Aislados, apartados. Abandonados.
Únicamente acompañados por un ruido prolongado y varias veces repetidos a lo largo del día, un ruido que ni siquiera se para, para preguntarles cómo se sienten.
Aire viciado, cargado de luz artificial esmaltado. Pasos huecos, voz apagada, soledad acompañada. Tristeza.
Cuántos grandes hombres, y mujeres, trabajaron aquí, personas que merecen que su vida, y sobre todo su recuerdo sea contado. Cuántas anécdotas habrán pasado por esos muros baldosados… y dónde estarán ahora.
Recuerdos que nunca han existido en mi, me golpean en los ojos, cuántas palabras más poderosas que las imágenes habría que contar. Cuántas vidas... cuántas.

Me siento muy cómodo allí, sintiendo como el pasado y el presente se abrazan y crean un devenir repleto de recuerdos por crear.

Esto es historia de Madrid, pero me pregunto yo, ¿Dónde está?

miércoles, 19 de noviembre de 2008

-13-

Así, en la luna oscura, dormida de blanco y nácar,
deposité mis yertos, exploradores de savia, en tus,
mías, vivas lágrimas.

De ayer, cuando dormida, anclada
en mi recuerdo, en un episodio que
nadie escribió, tus belfos
nadaban, en un futuro inundado de azul; nunca
más acabado.

Palabras desconocidas, ajenas, entran en el presente
que nunca, jamás…
Y pesadamente invaden
el futuro que ninguna vez….

Siempre, en el ayer olvidado.

Cuando duerma, solo pido recordar una cosa:
Tu guedeja.

Ángel

Hoy he ido a ver “Camino” de Javier Fesser.
No es mi intención criticar para bien o para mal esta película. No es mi cometido en esta entrada, pero si quería contar porque la he ido a ver.
Llevaba obsesionado con una imagen de la película, casi una semana, y me ha costado mucho dormir.
Era la cara del ángel de la guarda de la protagonista. Gritando “Mami”, con los ojos totalmente desencajados. Desde hacía mucho tiempo no tenía tanto miedo a algo.
Tenía esa imagen en la cabeza, y eso que en su momento, en un trailer, solo la vi un segundo, pero se quedó en mi como las imágenes subliminales de “El exorcista”.Pero ésta, en cambio, me tenía totalmente obsesionado y aterrorizado, intentando evitar que viera esa película como fuera.
Hoy no he aguantado más, me gusta enfrentarme a mis miedos, aunque después salga con más miedo todavía, lo mismo que me pasó con las serpientes y los espejos.
La imagen de la película es muy poderosa, y admito que un escalofrío me ha atenazado por detrás, como si alguien me estuviera agarrando, pero pasó.
El miedo ya no está, pero estos últimos días han sido muy nerviosos para mí, esperando que esa cara, con esos rizos ondulados, desapareciera de mis sueños, pero poseyendo cada vez más mis pesadillas.
Espero que esta noche pueda dormir tranquilo.
Miedo, miedo a lo desconocido. Tengo miedos que aún no he descubierto. Tengo miedo a ellos.

viernes, 14 de noviembre de 2008

La buena nueva

Recién vengo de ver ésta película.
Tengo que admitir que fui a verla para admirar a una actriz que me tiene fascinado, Bárbara Goenaga. Maravillosa actriz, con un talento envidiable, y con una carita de poder convencer a cualquiera, de cualquier cosa. Desde que vi “Mi dulce”, me quedé prendado de ella, he intentado seguirla en todo lo que ha hecho. Me asombré con “Oviedo Express”, y su personaje enamora hasta a su propio director, eso le valió una nominación a los Goya, (totalmente merecida). En este mismo año pude ver “Los cronocrímenes”, película, que aunque complicada, es sencillamente redonda. Sorprende que un director español se atreva a hacer algo así, y Bárbara, aunque sea corto su papel, es indispensable, y, por supuesto, perfecto. Todos queríamos más, y quien vea la película entenderá las dos razones.
Llevaba unos días esperando que se estrenara “La buena nueva”, y ha valido la pena.
Fui a buscar un tesoro y encontré la vida eterna. Entré buscando a Bárbara Goenaga, y encontré a Unax. ¡Qué pedazo de actor¡.
Creo que es uno, sino el mejor, actor joven que tiene el cine español. Nunca ha dejado frío al público, ya sea con su cara de buen chico, (Mi dulce, Alatriste, El amor en tiempos del cólera, etc.…) o con su faceta gamberra (Frío sol de invierno, Héctor, Báilame el agua), éste actor nos hace creer que dentro de poco Hollywood, le llamará, ojala les traicione y se quede con nosotros mucho tiempo.
Su actuación no deja indiferente a nadie, y esperas cada fotograma para que aparezca; su sufrimiento, sus dudas, su inconformismo, son más que simples actuaciones, Unax las convierte en vivencias. Ahí está la diferencia entre un actor y un buen actor, un actor simplemente actúa, un buen actor hace viva la historia.
Esta película pasará sin pena ni gloria por las carteleras, (ojala me equivoque), pero si alguien quiere conmoverse con una actuación que huele a Goya, que no lo dude, que encaminé sus pasos al Cine Paz, y en la sala 3 le espera una buena película, (aunque mil veces contada), que hace que te enamores del padre Miguel.
No soy quien para criticar la película, no diré si es mala o buena, solo que la dirección es formidable, su estructura, envidiable.
Bárbara Goenaga – Unax Ugalde, dos actores jóvenes para tener muy en cuenta. Ojala encuentren el camino que realmente desean encontrar.
Gracias por esas dos horas, amigos.

lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Quién es ese que está detrás tuyo?

Siempre he adorado el miedo, pasar miedo, soltar adrenalina, gritar. Temo y amo el miedo.
Solo un libro me ha dado miedo de verdad, “Drácula” de Bram Stoker, también es verdad de que yo busqué ese miedo, leí el libro por la noche, y solo con la iluminación de velas. Cualquier sombra me ponía los pelos de punta. No lo he vuelto a releer, quizás por una mezcla de miedo y de temor a que deje de darme miedo.
Hay muchas pelis que si me han dado miedo, recuerdo con mucho cariño los viernes que nos juntábamos Vane y yo, (y de vez en cuando algún que otro invitado), y veíamos películas de miedo, algo así como el alucine de la 2 de hace unos años.
Vimos La noche de los muertos vivientes, Zombi, el día de los muertos vivientes, (Viva Romero¡¡), Los niños del maíz, muñeco diabólico, y muchas más.
Creo que me da más miedo la nueva versión de La noche de los muertos vivientes que la antigua, pero bueno, sobre gustos….
El exorcista, The ring, Los otros, It, El resplandor (también admitiría Alien, el octavo pasajero, pero siempre tengo la duda de que si es ciencia ficción)
También tengo en un muy buen recuerdo la saga Scream, y no porque me diera miedo de verdad, si no porque me lo pase muy bien con mis amigos viéndola, incluyendo algún sustito, jejeje.
De las pelis modernas tengo que admitir que Los sin nombre me tuvo muy acojonado, y con REC lo pasé muy mal, sobre todo su última media hora.

Me acuerdo que hace casi un año, en mi casa, estaba viendo una película de muertos o algo así, de los 70, era italiana. No me dio excesivo miedo, pero empezaron a ocurrírseme escenas para un corto que realmente diera miedo. A todas las personas que le he contado alguna escena, se han acojonado.

Quienes leáis este blog os pongo un ejemplo.

Imaginar que estáis tumbados en vuestra cama, leyendo o colocando algo, estáis solos en vuestra casa, y cuando menos lo pensáis escucháis como alguien aporrea la puerta de vuestra habitación. ¿Qué haríais? ¿Salir? … pensad en ello…

viernes, 7 de noviembre de 2008

-12-

Sueño, color vainilla, impregnado de recuerdos olvidados.
Recuerdos que viajan sin cesar, hasta el interior del ser que grita sin parar.

-¡No!, calla ese silencio atronador. Quiero dormir en tus ojos, que nunca miran.
-¡Ni lo harán!, déjalos descansar, cansados de tanta putrefacción, en un mundo sin color.
-¿En qué mundo?, ¿En éste lleno de colores negros y blancos?. Cierto es que estoy ciego cuando veo, y miro cuando oigo.

Confusión, un sin saber estar.

-¿Estás loco?, ¿O soy yo quién escucha voces en el exterior?
-Háblame en el silencio, necesito tu olor a ayer, y tus manos que acarician el vacío
del mañana

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Batiburrillo de cosas

1.
Nadie puede negar que sea un hombre de palabra, unas navidades lo atestiguan.
Mis amigos, Nacho, Noe y Vane (no sé si también estaba su hermano Víctor, gran persona), íbamos a echar una partida al Trivial, y nos apostamos que quien perdiera se tendría que comer un trozo de turrón de chocolate con Ketchup.
Todas las personas que me conoces admiten que soy una persona muy inteligente, pero, ¡¡tate¡¡, siempre pierdo al Trivial, y ésta vez no fue una excepción.
Cuando doy mi palabra, la doy y me comí aquella cosa repugnante.
(Mis amigos me admitieron que si hubieran perdido no lo hubieran tomado…., yo no digo nada.)

2.
Aun estábamos en el instituto, y teníamos por costumbre, todos o casi todos los fines de semana quedar simplemente para estar juntos, aun no conocíamos a Nacho, pero su lugar lo ocupaba una chica llamada Ana, de mal recuerdo y en mi caso, prefiero millones de veces la compañía de mi amigo-hermano Nacho.
Noelia y esa chica estaban sentadas en un bordillo de ladrillo, hablando de sus cosas, mientras Vane, su hermano, (el gran Choflas), y yo, dábamos patadas a un balón.
En un momento indicado, Víctor le dio un chutazo al balón justo debajo de donde ellas estaban ellas sentadas, en la pared de ladrillo, en ningún momento las tocó, pero el susto provocó que las dos cayeran de espaldas, hacía atrás, justo en un pequeño jardín que era bordeado por esa pared-bordillo donde estaban sentadas.
Cayeron como un escarabajo pelotero, con los brazos y las piernas hacía arriba.
Si es que el Vitín es mucho Vitín…


3.
Aun no he hablado de un amiguete llamado Isaac. Hace mucho tiempo que no le veo, pero compartimos 2 ó 3 meses de trabajo.
Para dar una pequeña referencia diré que siendo un gran tipo, es una de las personas más patosas del mundo, es capaz de tropezar con una cáscara de pipa y abrirse la cabeza.
Isaac y Jorge (otro buen amigo) trabajaban en un cine, cortando las entradas. Yo, y Vane (bueno y más gente), éramos los que limpiábamos las salas. Nosotros barríamos y ellos recogían, no siempre, los botes y las botellas de agua.
Durante un tiempo, antes de que entrara yo a trabajar allí, se impuso una moda; la guerra de botellas de agua, dando igual la cantidad de agua que había. (algunas hacían realmente daño)
Bueno, en una de estas guerras, a tres bandas entre Jorge, Isaac y Vanesa, Isaac tiró una botella de agua a Vanesa, pero su escasa fuerza hizo que diera en una butaca del cine y rebotara hacía Isaac, dándose una pedazo de hostia con la botella, que a lo poco se abre la cabeza. Nadie más pudo tirar una botella más, acabaron todos descojonados, e Isaac cortó entradas ese día con una pequeña muesca en la frente, señal del tapón de la botella.

Qué alto nos lleva el amor

Creo que mi vida tiene bastante de absurdo, siempre que salgo a la calle me pasan cosas muy raras, yo estoy acostumbrado pero cuando le cuento ciertas cosas a ciertas personas, se asombran y se asustan, para muestra un botón.
Hará como 8 años, más o menos por estas fechas. Durante cuatro meses compartí mi vida con una chica, uno de los amores de mi vida, y quizás el que más daño me ha hecho pero que me ha dado más felicidades, antes y ahora, porque por fortuna me puedo considerar el mejor amigo de esa chica.
Estábamos dando una vuelta por el centro, con un frío helador, ya habíamos cenado, así que cogidos de las manos, como amantes, nos encaminamos a rodear la Plaza Mayor de Madrid, de repente encontramos un sitio apartado, justo detrás de una iglesia, había unos bancos de piedra, y no había ninguna farola, lo ideal para nuestras caricias furtivas y nuestros besos.
Seré sincero, también hablamos. Dejamos pasar el tiempo, perdiendo la noción de él por completo.
Recuerdo esa noche con mucho cariño, nos dijimos cosas muy bonitas, muy románticas, y a partir de ese día sentí realmente lo que es el amor.
Eran más de la 1 cuando nos íbamos a ir, así que volvimos por donde habíamos entrado.
Alguien había cerrado la puerta de entrada, de más de 4 metros de altura. Todo estaba a oscuras y no pasaba nadie.
Nos empezamos a asustar y temíamos pasar la noche allí, hacía mucho frío.
En el lado opuesto de la entrada había otra puerta, un poquito más baja, pero también difícil de escalar, que daba a una calle, en la cual tampoco pasaba nadie. No teníamos otra salida.
Yo siempre he tenido facilidad para escalar, será por que tengo muchas fuerzas en las piernas y en los brazos, pero mi “amiga” no tiene esa cualidad, (pero si muchas otras), así que como pude la ayude a escalar, señalándola donde debía poner los pies para no caerse. Al final la escalamos y pudimos salir de allí, y resulta que ella, en un momento indicado, puso mal el pie y se lo torció, pero hasta el día siguiente no se dio cuenta del moretón.
Lo curioso, además de lo ya contado, es que no he vuelto a encontrar aquel lugar, ni solo ni acompañado. Y sé de sobra que no me lo inventé.

lunes, 3 de noviembre de 2008

-11-

Luz extinguida, de reflejos verdes y parados. Sigue tu mirada
mi andar, y sin hablar, preguntas:

- ¿Qué tal tu felicidad?, la mía, solitaria y desconocida.

Se encendieron las luces, y se murió el silencio.

Besé tus ojos blancos, vivos y dolidos, y solo acerté a decir:

- Siempre será hoy.

Bailamos el vals de los desconocidos e ilusionados, pero sin
poseernos, y en el último acorde te besé, pero sin tocarte.

Ahora miro tu recuerdo en mi lápiz gastado, en esta hoja
en blanco, en esta duermevela irreal y sin dejar de llorar
agradezco tu ahora.

Leyendas de Granada (2)

Lo prometido es deuda.
Supongo que tiene razón GirlBlade y las cosas contadas, y no vividas, no tienen tanta gracia, pero no cejaré en el intento.

Segundo día en Granada. Nuestra decisión estaba clara, ser turistas.
Andamos lo que no está en los escritos, dimos vueltas por todas partes, y hasta hubo un momento tenso cuando Nacho hizo valer su cabezonería, pero no fue nada preocupante.
Lo mejor llegó después, por la noche.

Se me olvidó comentar, en la entrada anterior, que como era mi primer camping, no tenía lo necesario para dormir, y usaba de almohada una pelota de playa un poquito dura.

A lo que iba, estábamos tan cansados que esa noche no hubo mambo, pero yo estaba muerto de calor, y sugerí a Vanesa que dejáramos un resquicio en la puerta para que pudiera entrar el aire, ella se negó, como es normal, aduciendo que de esa manera entrarían mosquitos y nos picarían, como mucho me dejaba tener la mosquitera abierta, pero daba igual, con la puerta cerrada no podría entrar aire, estábamos en las mismas.
Sin más ni más, nos dormimos. La sorpresa llegó a la mañana.

No sé bien la hora que era, pero un grito me despertó.

-¡¡Raúl¡¡

Algo había pasado, pero no sabía ni intuía el qué.
Moví mi cuerpo, los brazos, las piernas, para levantarme, pero no podía.

-¡¡Raúl, ¿dónde está tu cabeza?¡¡

¿Cómo que dónde estaba mi cabeza?, en su sitio, pensaba yo, joder, si podía mover los ojos. Fue entonces cuando mire hacía mi cuerpo. Allí no estaba. Solo veía una lona de plástico, a ras de mi cuello.
Empecé a mover el cuerpo, lo notaba, pero no lo veía. No entendía nada.
Unas risas de Vanesa me hicieron calmarme.

Quizá alguno ya intuís que había pasado, os lo explico.

Por la noche, bastante sonámbulo, (yo no me acuerdo), y muerto de calor, había sacado la cabeza por la puerta de la tienda de campaña, había puesto la pelota-almohada debajo de mi cabeza, y había cerrado todas las cremalleras a ras de mi cuello, para que dentro no entraran los mosquitos.
La sorpresa llegó cuando Vane se despertó a la mañana y vio mi cuerpo, pero no mi cabeza, y como yo movía el cuerpo, (ya que lo notaba), como un payaso.

Me imagino cualquier persona del camping, que hubiera madrugado más que nosotros, y hubiera echado una ojeada a nuestras tiendas de campaña, y hubiera visto mi cabeza por fuera, dando una imagen de cabeza cortada, el susto que se hubiera pegado.
Y sin ir más lejos, si a Nacho o a Noelia se le hubiera ocurrido salir de su tienda, para ir al baño, el susto hubiera sido morrocotudo.

Ya no nos pudimos dormir, entre el descojono y la risa tonta.