miércoles, 15 de octubre de 2008

-8-

Anoche, a las diez de la mañana, pensaba tu recuerdo, tu mirada reflejada en el espejo ciego, color soledad.

Sombra en la luna, tapada de la belleza oculta.
Desconocida de ojos tono niño, con sabor a vainilla recién nacida.

Asomado a la terraza de mis sueños, busco tu presencia en los rostros equivocados, solo recibo un puede ser; y un nunca te encontraré.

Estos labios sin fin, estas manos que no sirven para escribir,acarician la respuesta imberbe, y suspiran por un aliento que me agiten este aciago día sin miel.

Ahora, en esta madrugada, pregunta a tu compañera silenciosa, mira su sombra, e intenta responder lo que dice el triste ayer.

¿Te espero?

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