jueves, 11 de diciembre de 2008

Pasos huecos

Vengo del hospital. Detesto los hospitales, ese hedor cargado, ese quejido perpetuo, pasos huecos.
Mi madre tiene roto el tobillo, cuando en un principio solo nos dijeron que era un esguince leve, ¡Hay que joderse!
Lo peor son las horas muertas, esperando algo que algo que no sabemos que es.
Miles de caras, todas ellas desconocidas, anhelan algo parecido a lo que espero: una solución.
Un café, dos. Minutos, horas. El tiempo se indefine.
Uniformes blancos, verdes. Camillas, traqueteo de sillas de ruedas. Qué sentimiento más extraño.
La última vez que pisé un hospital fue cuando me operaron de fimosis, hace casi 3 años, y lo pasé tan mal que quisiera volver a repetir la experiencia.
Me acuerdo que mi operación fue sin anestesia, y en mi vida he sentido tanto dolor, hasta se me paralizó el lado izquierdo del cuerpo. Lagrimones como puños. Qué dolor.
Es curioso pero tampoco me gustan las series de hospitales, la única que aguanto ver es “House”, y solo por House.
Me quedan dos semanas de éstas esperas ásperas, y de este mal sentir.
Qué espera más larga cuando no sabes como pasan los minutos.

lunes, 8 de diciembre de 2008

¿El Retiro?, sólo contémplalo.

Es el otoño en la ciudad, aunque no haya llegado aún.
Sus hojas caídas, su tranquilidad en medio del caos. Cinco minutos más, por favor.
Una trompeta suena a lo lejos, otorgando un halo de comodidad. La canción; desconocida, por supuesto.
Laberinto de árboles, con inscripciones grabadas a fuego en su piel.

Piedra, arena. Gris, verdad. Marrón, blanco. Bosque del olvido.

Hiede a invierno a punto de llegar, a perpetuo otoño. Lágrimas de primavera.
Huele a gentes que pasean, eternamente, por sus venas.

El camino más especial es el más solitario.
Me disipo en su corazón, perdido, hallado, abandonado, yo. El silencio me inunda, y lo acallo.

Brazos desnudos, despojados de sus hijos, arrojados a sus pies.

Veo un guante, despojo de una visita furtiva. O de un lance desafortunado, sea como sea, una historia interesante se entrelaza en sus lanas.

No conozco mejor lugar donde pueda descansar la luz, la verdad, en este apagado día. Todo está inundado de verdad, de una verdad eterna, de una verdad perenne.

Te respiro, me despido, hasta pronto.
Atardecer en éste otoño invernal, en este frío sol desnudo.
Donde los recuerdos se vuelven cristal, y el pasado es apenas unas gotas de rocío.
Eternidad, nada más.

sábado, 29 de noviembre de 2008

Museo Reina Sofía; hoy y mañana.

El arte hay que vivirla, introducirse en ella, hacerla propia. Caer en su trampa, en su red de cordones delgados.
No importan los artistas, ni siquiera el título de sus obras, solo lo que hace sentir.
¿Qué es para ti el color verde, o el naranja?, ¿Y una escultura con forma de aleta de tiburón? Importa el individuo.
No quiero fotos, no quiero opiniones, quiero imágenes.
Personas, miradas; NO¡¡. Necesito colores, colores que despierten recuerdos, que me evoquen instantáneas que a lo mejor nunca existieron.

Acércate sin miedo. En cada cuadro está uno mismo.
No hay que saber entenderlo, hay que deber comprenderlo, mediante nuestra vida.

El abismo, y el negro, y el miedo, y el arco iris, y el ahora.
Cada paso un sentimiento, un color. Cada color una muerte, y un renacimiento. Una escalera que sube, y que también baja.

El aire que se respira está cargado y es ligero, repleto de ideas e intenciones.
No importa el origen del sentimiento, solo importa el Yo, y el Tú, y el Él.
El único obstáculo es la idea que se choca con las ideas. El Yo antes que el Tú, cuando la solución es que vayan cogidos de la mano.

Que arte es el verdadero, es difícil de saber, todos son verdaderos, y todos son mentira.

La gente mira, pero no observa. Siente pero no padece. Oye pero no escucha.
No importa el porqué, el de quién, y el cuándo.

Desde la lejanía todo pesa más, los recuerdos se vuelven ignominiosos, pero también ásperos. Reflejos de un espejo que no da miedo, que deslumbra, pero que tiempo después, aterroriza.

La pincelada azul guió mis pasos hasta nuevos cuadros, todas ellos válidos. Es mi pasado, ¿Dónde me llevará?
Ahora solo veo imágenes vacías, repletas de trazos. Demasiada verdad. ¡Lástima¡

No miro a Pablo, miro a las gentes, a sus caras, a sus gestos. Alguien intenta explicar algo que no se debe. ¿Por qué?
¿Qué ven los que no ven?

Nómadas, peregrinos, vagamundos de salas vacías. Números ordenados, ideas caóticas. Orden en el caos, tiempo perdido.

Salgo cansado de tanta verdad, de algo que encuentro tanto fuera, como dentro. Una paloma.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Alfredo, el grande

Acabo de leer “Alfredo, el grande”. La última biografía sobre Alfredo Landa. Uno de mis actores favoritos.
Me ha emocionado.
Cada uno puede opinar y pensar lo que quiera sobre este pedazo de actor, pero sin conocerle puedo asegurar que es una bellísima persona. Testarudo, cabezota, pero también sincero, honesto, y con un gran corazón.
La última película que rodó, (“Luz de domingo”) es la última que he visto suya. Me costó mucho verla, y no por él, siempre está maravilloso, sino por algo que ocurre en la película, una violación, y quizás no doliera tanto si fuera a otra actriz, pero le ocurre a Paula Echevarria, de la cual estoy enamorado.
Para mi Alfredo siempre será Paco, el bajo,(Los santos inocentes), será Areta,(El crack), será Bartolomé,(La marrana), será el Brigada Castro,(La vaquilla), y será José Rebolledo,(Las verdes praderas), pero Joaco ha pasado a mi memoria como el vengador que yo sería si me ocurriera lo mismo. No creo en el honor, como decía Galdós, el honor es un inmenso excremento, pero si creo en… no puedo describirlo, en la impotencia ante una injusticia, en el dolor en alguien inocente. Por eso cuando vi cuando violan a la pobre Estrella siempre he acabado llorando. Hasta me hizo odiar, un poquito a uno de mis actores predilectos, Peris-Mencheta.
Ojala un día puedo chocarle la mano a Alfredo, no decirle lo mucho que le admiro, nada, él sabrá leer mi mirada de devoción.
La gente recuerda su discurso desafortunado en la gala de los Goya, yo acabé aplaudiendo cuando habló. No era para nada un discurso, eran las emociones las que hablaban por él. La gente dijo que le vio frágil, yo le vi más fuerte que nunca, y sobre todo, más sincero que nunca. Nos dio las gracias por haber visto sus películas, yo le doy las gracias por tuyas sus películas, (buenas y malas). Gracias Alfredo, gracias.

jueves, 27 de noviembre de 2008

-14-

En este ayer, que pocos olvidamos, existe el mañana, color oro, color sangre, color hoy.
Huracán ventoso, de tímido niñez, y prematuro despertar.
Guitarra floja, sin retorno, rasga un tono naranja y blanco.
Pasado pasado y fututo atardecido. Andar cansino.
Hiero tu ojo derecho, y grita tu silencio:
-¿Cómo está mi felicidad?
Envuelve mi yo, y mi ser, con la última bocanada de humo, denso y disperso.

Una cosa más… (Un atronador silencio, invade la oscuridad, escucho sin escucharte, una sola palabra)

El azul, azul, agítese antes de usar, arrasa sin compasión el acantilado mayor.
Su voz trae hilos transparentes, y nos dice:
-Volveré, pero ya no me veréis.
Y se retira, abrazando como lo que es, a ese amigo suyo, niño de nombre, alma de hombre.
Veo sin mirarte. Te amo sin tener corazón. Te toco, ¿Para qué?

Una cosa más… (Escuchándose un grito de ayuda en la letanía)

El viento, certero y dudoso, se para ante mi, y mira a quien no le puede mirar.
¿Quién eres, Dios sin lunar?
Tu huella, como mi pasado, perdura en mí como la sombra hermana del que nació cuando morí.

Una cosa más… (Lejano como un recuerdo, noto tu presencia cercana. Me giro, no la veo)

Llueve, pájaro, llueve.
No dejes caer de tus alas ni una sola de tus lágrimas. No dejes caer ninguno de tus cuatro colores.
Anda, pajarito, pero no vueles. Quiero tu cantar, que se vuelve verdad, cuando es para mí.
Abre los ojos, mi pájaro. Aquí estoy, no olvides que yo nunca fui real,
pero los dos si lo somos.

Una cosa más… (Olvido tu nombre, olvido tus ojos, olvido… el recuerdo mismo. Ya siempre diré: Me acuerdo de ti, pero en la noche solitaria)

Atróname, puédeme, hiéreme, mátame, sálvame, báilame.
Bendito añil, bendito pasado, malditos toros de oro y cruz floreteada.
Tranquilo, tu eco sonará donde los búhos azules aniden y canten. Cuando caiga la lluvia amarilla.

Una cosa más…

Amanece color fuego. Y es el fuego el que se apodera de mí.
Las mentiras se tornan certeza.
Quiero tus ojos dentro de mis manos, que son suaves y puntiagudas.
Limpiemos nuestro escudo, y mirémonos al espejo, tú de un lado, yo desde dentro.
Y ahora, con el último cigarrillo, miro tu boca y cierro mis ojos. No diré más.

Ya nadie más subirá o bajará. Hablará o silenciará. Mirará o ignorará.
Ya nadie vera tu cara recién lavada.
La soledad es la misma que la nuestra,pero nosotros viviremos cuando mueras

martes, 25 de noviembre de 2008

Varios pasos

Hoy estuve en el “Museo de la Ciudad”, cerca del Metro; Cruz del Rayo. Hacía tiempo que quería ir pero por unas cosas u otras, nunca lo hacia. Hoy me he animado.
Recomiendo totalmente su visita. Es ver Madrid con otros ojos, con unos ojos del pasado, del presente y del futuro.
Cuatro pisos de museo, y cada planta más maravillosa que la anterior.
Es increíble ver la evolución y la historia de Madrid, y más para un enamorado de Madrid como soy yo.
Lo mejor son las dos últimas plantas.
El la 4ª son sobre todo fotografías del último siglo en Madrid. La manera que han cambiado las calles, las plazas. Me acuerdo del lema de “¿Qué hubiera pasado si hubiera pasado nada?” Somos parte de la historia de Madrid, da alguien que no hayas nacido en Madrid, toda persona que vive o ha pasado por la ciudad, es madrileña.
Cuando he visto el Plano de Teixeira, se me ha encogido el corazón. Un mapa echo en 1656, pleno siglo XVII, con esa cantidad de detalles. Es increíble.
Pero en una esquina he visto un cuadro, que parece mismamente una fotografía y me he enamorado. El autor, Joaquin Ureña. “El patio azul”.
Se me ocurren millares de versos, y ninguno se acercaría a la belleza y a la sencillez que hay plasmado en esas pinceladas.

Madrid es eso, destellos, imágenes, hojas marchitadas, ruido de coches, miradas furtivas, gritos al vacío. Madrid, la nada y el todo.
Qué grande me siento en este pequeño Madrid.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El andén fantasma

El andén fantasma lo llaman. Chamberí para sus transeúntes.
He viajado en el pasado.
Baldosas blancas, impolutas. Impregnado de ese olor a pasado, que todos conocemos, ese pasado que nunca deberíamos olvidar.
Su tono blanquecino lo inunda todo, seña, ésta, de otra época.
Casetas expendedoras con sillas altísimas, con una pequeña taquilla de menos de 25 cm, para cada trabajador. Ni siquiera con teléfono. Aislados, apartados. Abandonados.
Únicamente acompañados por un ruido prolongado y varias veces repetidos a lo largo del día, un ruido que ni siquiera se para, para preguntarles cómo se sienten.
Aire viciado, cargado de luz artificial esmaltado. Pasos huecos, voz apagada, soledad acompañada. Tristeza.
Cuántos grandes hombres, y mujeres, trabajaron aquí, personas que merecen que su vida, y sobre todo su recuerdo sea contado. Cuántas anécdotas habrán pasado por esos muros baldosados… y dónde estarán ahora.
Recuerdos que nunca han existido en mi, me golpean en los ojos, cuántas palabras más poderosas que las imágenes habría que contar. Cuántas vidas... cuántas.

Me siento muy cómodo allí, sintiendo como el pasado y el presente se abrazan y crean un devenir repleto de recuerdos por crear.

Esto es historia de Madrid, pero me pregunto yo, ¿Dónde está?

miércoles, 19 de noviembre de 2008

-13-

Así, en la luna oscura, dormida de blanco y nácar,
deposité mis yertos, exploradores de savia, en tus,
mías, vivas lágrimas.

De ayer, cuando dormida, anclada
en mi recuerdo, en un episodio que
nadie escribió, tus belfos
nadaban, en un futuro inundado de azul; nunca
más acabado.

Palabras desconocidas, ajenas, entran en el presente
que nunca, jamás…
Y pesadamente invaden
el futuro que ninguna vez….

Siempre, en el ayer olvidado.

Cuando duerma, solo pido recordar una cosa:
Tu guedeja.

Ángel

Hoy he ido a ver “Camino” de Javier Fesser.
No es mi intención criticar para bien o para mal esta película. No es mi cometido en esta entrada, pero si quería contar porque la he ido a ver.
Llevaba obsesionado con una imagen de la película, casi una semana, y me ha costado mucho dormir.
Era la cara del ángel de la guarda de la protagonista. Gritando “Mami”, con los ojos totalmente desencajados. Desde hacía mucho tiempo no tenía tanto miedo a algo.
Tenía esa imagen en la cabeza, y eso que en su momento, en un trailer, solo la vi un segundo, pero se quedó en mi como las imágenes subliminales de “El exorcista”.Pero ésta, en cambio, me tenía totalmente obsesionado y aterrorizado, intentando evitar que viera esa película como fuera.
Hoy no he aguantado más, me gusta enfrentarme a mis miedos, aunque después salga con más miedo todavía, lo mismo que me pasó con las serpientes y los espejos.
La imagen de la película es muy poderosa, y admito que un escalofrío me ha atenazado por detrás, como si alguien me estuviera agarrando, pero pasó.
El miedo ya no está, pero estos últimos días han sido muy nerviosos para mí, esperando que esa cara, con esos rizos ondulados, desapareciera de mis sueños, pero poseyendo cada vez más mis pesadillas.
Espero que esta noche pueda dormir tranquilo.
Miedo, miedo a lo desconocido. Tengo miedos que aún no he descubierto. Tengo miedo a ellos.

viernes, 14 de noviembre de 2008

La buena nueva

Recién vengo de ver ésta película.
Tengo que admitir que fui a verla para admirar a una actriz que me tiene fascinado, Bárbara Goenaga. Maravillosa actriz, con un talento envidiable, y con una carita de poder convencer a cualquiera, de cualquier cosa. Desde que vi “Mi dulce”, me quedé prendado de ella, he intentado seguirla en todo lo que ha hecho. Me asombré con “Oviedo Express”, y su personaje enamora hasta a su propio director, eso le valió una nominación a los Goya, (totalmente merecida). En este mismo año pude ver “Los cronocrímenes”, película, que aunque complicada, es sencillamente redonda. Sorprende que un director español se atreva a hacer algo así, y Bárbara, aunque sea corto su papel, es indispensable, y, por supuesto, perfecto. Todos queríamos más, y quien vea la película entenderá las dos razones.
Llevaba unos días esperando que se estrenara “La buena nueva”, y ha valido la pena.
Fui a buscar un tesoro y encontré la vida eterna. Entré buscando a Bárbara Goenaga, y encontré a Unax. ¡Qué pedazo de actor¡.
Creo que es uno, sino el mejor, actor joven que tiene el cine español. Nunca ha dejado frío al público, ya sea con su cara de buen chico, (Mi dulce, Alatriste, El amor en tiempos del cólera, etc.…) o con su faceta gamberra (Frío sol de invierno, Héctor, Báilame el agua), éste actor nos hace creer que dentro de poco Hollywood, le llamará, ojala les traicione y se quede con nosotros mucho tiempo.
Su actuación no deja indiferente a nadie, y esperas cada fotograma para que aparezca; su sufrimiento, sus dudas, su inconformismo, son más que simples actuaciones, Unax las convierte en vivencias. Ahí está la diferencia entre un actor y un buen actor, un actor simplemente actúa, un buen actor hace viva la historia.
Esta película pasará sin pena ni gloria por las carteleras, (ojala me equivoque), pero si alguien quiere conmoverse con una actuación que huele a Goya, que no lo dude, que encaminé sus pasos al Cine Paz, y en la sala 3 le espera una buena película, (aunque mil veces contada), que hace que te enamores del padre Miguel.
No soy quien para criticar la película, no diré si es mala o buena, solo que la dirección es formidable, su estructura, envidiable.
Bárbara Goenaga – Unax Ugalde, dos actores jóvenes para tener muy en cuenta. Ojala encuentren el camino que realmente desean encontrar.
Gracias por esas dos horas, amigos.

lunes, 10 de noviembre de 2008

¿Quién es ese que está detrás tuyo?

Siempre he adorado el miedo, pasar miedo, soltar adrenalina, gritar. Temo y amo el miedo.
Solo un libro me ha dado miedo de verdad, “Drácula” de Bram Stoker, también es verdad de que yo busqué ese miedo, leí el libro por la noche, y solo con la iluminación de velas. Cualquier sombra me ponía los pelos de punta. No lo he vuelto a releer, quizás por una mezcla de miedo y de temor a que deje de darme miedo.
Hay muchas pelis que si me han dado miedo, recuerdo con mucho cariño los viernes que nos juntábamos Vane y yo, (y de vez en cuando algún que otro invitado), y veíamos películas de miedo, algo así como el alucine de la 2 de hace unos años.
Vimos La noche de los muertos vivientes, Zombi, el día de los muertos vivientes, (Viva Romero¡¡), Los niños del maíz, muñeco diabólico, y muchas más.
Creo que me da más miedo la nueva versión de La noche de los muertos vivientes que la antigua, pero bueno, sobre gustos….
El exorcista, The ring, Los otros, It, El resplandor (también admitiría Alien, el octavo pasajero, pero siempre tengo la duda de que si es ciencia ficción)
También tengo en un muy buen recuerdo la saga Scream, y no porque me diera miedo de verdad, si no porque me lo pase muy bien con mis amigos viéndola, incluyendo algún sustito, jejeje.
De las pelis modernas tengo que admitir que Los sin nombre me tuvo muy acojonado, y con REC lo pasé muy mal, sobre todo su última media hora.

Me acuerdo que hace casi un año, en mi casa, estaba viendo una película de muertos o algo así, de los 70, era italiana. No me dio excesivo miedo, pero empezaron a ocurrírseme escenas para un corto que realmente diera miedo. A todas las personas que le he contado alguna escena, se han acojonado.

Quienes leáis este blog os pongo un ejemplo.

Imaginar que estáis tumbados en vuestra cama, leyendo o colocando algo, estáis solos en vuestra casa, y cuando menos lo pensáis escucháis como alguien aporrea la puerta de vuestra habitación. ¿Qué haríais? ¿Salir? … pensad en ello…

viernes, 7 de noviembre de 2008

-12-

Sueño, color vainilla, impregnado de recuerdos olvidados.
Recuerdos que viajan sin cesar, hasta el interior del ser que grita sin parar.

-¡No!, calla ese silencio atronador. Quiero dormir en tus ojos, que nunca miran.
-¡Ni lo harán!, déjalos descansar, cansados de tanta putrefacción, en un mundo sin color.
-¿En qué mundo?, ¿En éste lleno de colores negros y blancos?. Cierto es que estoy ciego cuando veo, y miro cuando oigo.

Confusión, un sin saber estar.

-¿Estás loco?, ¿O soy yo quién escucha voces en el exterior?
-Háblame en el silencio, necesito tu olor a ayer, y tus manos que acarician el vacío
del mañana

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Batiburrillo de cosas

1.
Nadie puede negar que sea un hombre de palabra, unas navidades lo atestiguan.
Mis amigos, Nacho, Noe y Vane (no sé si también estaba su hermano Víctor, gran persona), íbamos a echar una partida al Trivial, y nos apostamos que quien perdiera se tendría que comer un trozo de turrón de chocolate con Ketchup.
Todas las personas que me conoces admiten que soy una persona muy inteligente, pero, ¡¡tate¡¡, siempre pierdo al Trivial, y ésta vez no fue una excepción.
Cuando doy mi palabra, la doy y me comí aquella cosa repugnante.
(Mis amigos me admitieron que si hubieran perdido no lo hubieran tomado…., yo no digo nada.)

2.
Aun estábamos en el instituto, y teníamos por costumbre, todos o casi todos los fines de semana quedar simplemente para estar juntos, aun no conocíamos a Nacho, pero su lugar lo ocupaba una chica llamada Ana, de mal recuerdo y en mi caso, prefiero millones de veces la compañía de mi amigo-hermano Nacho.
Noelia y esa chica estaban sentadas en un bordillo de ladrillo, hablando de sus cosas, mientras Vane, su hermano, (el gran Choflas), y yo, dábamos patadas a un balón.
En un momento indicado, Víctor le dio un chutazo al balón justo debajo de donde ellas estaban ellas sentadas, en la pared de ladrillo, en ningún momento las tocó, pero el susto provocó que las dos cayeran de espaldas, hacía atrás, justo en un pequeño jardín que era bordeado por esa pared-bordillo donde estaban sentadas.
Cayeron como un escarabajo pelotero, con los brazos y las piernas hacía arriba.
Si es que el Vitín es mucho Vitín…


3.
Aun no he hablado de un amiguete llamado Isaac. Hace mucho tiempo que no le veo, pero compartimos 2 ó 3 meses de trabajo.
Para dar una pequeña referencia diré que siendo un gran tipo, es una de las personas más patosas del mundo, es capaz de tropezar con una cáscara de pipa y abrirse la cabeza.
Isaac y Jorge (otro buen amigo) trabajaban en un cine, cortando las entradas. Yo, y Vane (bueno y más gente), éramos los que limpiábamos las salas. Nosotros barríamos y ellos recogían, no siempre, los botes y las botellas de agua.
Durante un tiempo, antes de que entrara yo a trabajar allí, se impuso una moda; la guerra de botellas de agua, dando igual la cantidad de agua que había. (algunas hacían realmente daño)
Bueno, en una de estas guerras, a tres bandas entre Jorge, Isaac y Vanesa, Isaac tiró una botella de agua a Vanesa, pero su escasa fuerza hizo que diera en una butaca del cine y rebotara hacía Isaac, dándose una pedazo de hostia con la botella, que a lo poco se abre la cabeza. Nadie más pudo tirar una botella más, acabaron todos descojonados, e Isaac cortó entradas ese día con una pequeña muesca en la frente, señal del tapón de la botella.

Qué alto nos lleva el amor

Creo que mi vida tiene bastante de absurdo, siempre que salgo a la calle me pasan cosas muy raras, yo estoy acostumbrado pero cuando le cuento ciertas cosas a ciertas personas, se asombran y se asustan, para muestra un botón.
Hará como 8 años, más o menos por estas fechas. Durante cuatro meses compartí mi vida con una chica, uno de los amores de mi vida, y quizás el que más daño me ha hecho pero que me ha dado más felicidades, antes y ahora, porque por fortuna me puedo considerar el mejor amigo de esa chica.
Estábamos dando una vuelta por el centro, con un frío helador, ya habíamos cenado, así que cogidos de las manos, como amantes, nos encaminamos a rodear la Plaza Mayor de Madrid, de repente encontramos un sitio apartado, justo detrás de una iglesia, había unos bancos de piedra, y no había ninguna farola, lo ideal para nuestras caricias furtivas y nuestros besos.
Seré sincero, también hablamos. Dejamos pasar el tiempo, perdiendo la noción de él por completo.
Recuerdo esa noche con mucho cariño, nos dijimos cosas muy bonitas, muy románticas, y a partir de ese día sentí realmente lo que es el amor.
Eran más de la 1 cuando nos íbamos a ir, así que volvimos por donde habíamos entrado.
Alguien había cerrado la puerta de entrada, de más de 4 metros de altura. Todo estaba a oscuras y no pasaba nadie.
Nos empezamos a asustar y temíamos pasar la noche allí, hacía mucho frío.
En el lado opuesto de la entrada había otra puerta, un poquito más baja, pero también difícil de escalar, que daba a una calle, en la cual tampoco pasaba nadie. No teníamos otra salida.
Yo siempre he tenido facilidad para escalar, será por que tengo muchas fuerzas en las piernas y en los brazos, pero mi “amiga” no tiene esa cualidad, (pero si muchas otras), así que como pude la ayude a escalar, señalándola donde debía poner los pies para no caerse. Al final la escalamos y pudimos salir de allí, y resulta que ella, en un momento indicado, puso mal el pie y se lo torció, pero hasta el día siguiente no se dio cuenta del moretón.
Lo curioso, además de lo ya contado, es que no he vuelto a encontrar aquel lugar, ni solo ni acompañado. Y sé de sobra que no me lo inventé.

lunes, 3 de noviembre de 2008

-11-

Luz extinguida, de reflejos verdes y parados. Sigue tu mirada
mi andar, y sin hablar, preguntas:

- ¿Qué tal tu felicidad?, la mía, solitaria y desconocida.

Se encendieron las luces, y se murió el silencio.

Besé tus ojos blancos, vivos y dolidos, y solo acerté a decir:

- Siempre será hoy.

Bailamos el vals de los desconocidos e ilusionados, pero sin
poseernos, y en el último acorde te besé, pero sin tocarte.

Ahora miro tu recuerdo en mi lápiz gastado, en esta hoja
en blanco, en esta duermevela irreal y sin dejar de llorar
agradezco tu ahora.

Leyendas de Granada (2)

Lo prometido es deuda.
Supongo que tiene razón GirlBlade y las cosas contadas, y no vividas, no tienen tanta gracia, pero no cejaré en el intento.

Segundo día en Granada. Nuestra decisión estaba clara, ser turistas.
Andamos lo que no está en los escritos, dimos vueltas por todas partes, y hasta hubo un momento tenso cuando Nacho hizo valer su cabezonería, pero no fue nada preocupante.
Lo mejor llegó después, por la noche.

Se me olvidó comentar, en la entrada anterior, que como era mi primer camping, no tenía lo necesario para dormir, y usaba de almohada una pelota de playa un poquito dura.

A lo que iba, estábamos tan cansados que esa noche no hubo mambo, pero yo estaba muerto de calor, y sugerí a Vanesa que dejáramos un resquicio en la puerta para que pudiera entrar el aire, ella se negó, como es normal, aduciendo que de esa manera entrarían mosquitos y nos picarían, como mucho me dejaba tener la mosquitera abierta, pero daba igual, con la puerta cerrada no podría entrar aire, estábamos en las mismas.
Sin más ni más, nos dormimos. La sorpresa llegó a la mañana.

No sé bien la hora que era, pero un grito me despertó.

-¡¡Raúl¡¡

Algo había pasado, pero no sabía ni intuía el qué.
Moví mi cuerpo, los brazos, las piernas, para levantarme, pero no podía.

-¡¡Raúl, ¿dónde está tu cabeza?¡¡

¿Cómo que dónde estaba mi cabeza?, en su sitio, pensaba yo, joder, si podía mover los ojos. Fue entonces cuando mire hacía mi cuerpo. Allí no estaba. Solo veía una lona de plástico, a ras de mi cuello.
Empecé a mover el cuerpo, lo notaba, pero no lo veía. No entendía nada.
Unas risas de Vanesa me hicieron calmarme.

Quizá alguno ya intuís que había pasado, os lo explico.

Por la noche, bastante sonámbulo, (yo no me acuerdo), y muerto de calor, había sacado la cabeza por la puerta de la tienda de campaña, había puesto la pelota-almohada debajo de mi cabeza, y había cerrado todas las cremalleras a ras de mi cuello, para que dentro no entraran los mosquitos.
La sorpresa llegó cuando Vane se despertó a la mañana y vio mi cuerpo, pero no mi cabeza, y como yo movía el cuerpo, (ya que lo notaba), como un payaso.

Me imagino cualquier persona del camping, que hubiera madrugado más que nosotros, y hubiera echado una ojeada a nuestras tiendas de campaña, y hubiera visto mi cabeza por fuera, dando una imagen de cabeza cortada, el susto que se hubiera pegado.
Y sin ir más lejos, si a Nacho o a Noelia se le hubiera ocurrido salir de su tienda, para ir al baño, el susto hubiera sido morrocotudo.

Ya no nos pudimos dormir, entre el descojono y la risa tonta.

viernes, 31 de octubre de 2008

Leyendas de Granada (1)

Por desgracia solo he podido ir de vacaciones una vez con mis mejores amigos, y ese destino fue Granada, y más exactamente Motril.
Queríamos estar de camping, ya que nuestro presupuesto no era demasiado boyante, Vanesa y yo compartiríamos una tienda, y Nacho y su novia, Noelia, la otra.
Allí pasaron muchas cosas, unas buenas, otras malas, y algunas peores.
Ya empezó mal el viaje con un sms mandado a nuestros compañeros, desde el autocar que nos llevaba a su encuentro en Granada, de parte de Vanesa. No me acuerdo de su totalidad pero algo así como: “Vaya peazo de trozo de cacho de josconcio nos hemos dado. Txefoide. “y no sé que más, un mensaje tan encriptado, que aun hoy, 5 ó 6 años después sigo sin saber que queríamos decir.
Después de muchas vueltas en el autobús que nos llevó a Motril, desde Granada, y ya con nuestros amigos a bordo, nos adentramos en un camping, llamado Don Cactus, con un pequeño zoo a su entrada, donde solo había pavos reales y gallinas.
Noelia y yo, como no teníamos ni idea de montar las tiendas de campaña, nos fuimos a comprar varias cosillas para poder comer.
No sé el tiempo que tardaron Nacho y Vane en montarlo todo, pero algo nos decía que no podríamos olvidar el viaje, sobre todo cuando vimos las tiendas montadas. Las puertas de entrada a las tiendas, estaban totalmente enfrentadas, con un espacio entre ambas de apenas un metro, y para entrar a dormir nos teníamos que pedir permiso. Vamos que nos faltaba una bocina para avisar que salíamos….
.. ..
La primera noche fue…… que fue… no tengo palabras para describirla. Mientras Nacho y Noe dormían (o más bien retozaban) en la otra tienda, Vane y yo, sin sueño, nos entreteníamos. Primero estuvimos completando unos cuantos tests de personalidad, ya sabéis, sacados directamente de revistas tan prestigiosas como “Vale” y “SuperPop”. Cuando Vane me dijo que el resultado del test que habíamos hecho me daba como una mujer innovadora en su vestir, y muy femenina, me harté de seguir.
.. ..
Yo como novato en esos lances, no me lleve nada para dormir, solo un saco tan fino que se me clavaban las piedrecitas del suelo, mientras Vanesa dormía en una colchoneta que parecía el colchón que anuncian en la tele, ese donde duerme una foca y no te despiertas, (qué manda cojones dormir con una foca)
.. ..
Después de que la caravana del otro lado nos llamara la atención para que nos durmiéramos, y con ambos sujetos, es decir nosotros, boca arriba, y con ganas de marcha, un coche o persona, o Dios sabe qué, pasó muy cerca de nosotros. Por la luz que teníamos dentro y por las sombras traidoras que provocaba, parecía, mismamente, que se nos echaba encima, así que Vane, luciendo un estilo que ni Nadia Comanecci hubiera podido imitar, (y gracias al miedo) dio una voltereta en el aire, quedando boca abajo. Y lo que tiene más mérito, sin sacar las sabanas de su sitio, y sin provocar mayor catástrofe que mi posterior ataque de risa. No sé porque la imagen de un escarabajo pelotero se me vino a la cabeza.
.. ..
Pero ahí no quedo la cosa de ese viaje. En la próxima entrega os contaré la historia del hombre sin cabeza, que aun atemoriza a los transeúntes solitarios del camping “Don Cactus”

lunes, 27 de octubre de 2008

-10-

Sol de luna apagada, de mirada ingrávida,
de tierno lucir.
Anoche, por la mañana, cuando los sonámbulos
cruzan el espejo, te vi, crucé mi mirar con ésta,
tu sombra.

El horizonte, tuyo, blando y grueso, amarillo
y oscurecido, blandí, entonces, mi pesar,
noté tu desgajado pasado,
tu inútil ayer, tu útil ayer.

Negro caballo, de humo blanco, poeta de cristal,
sin hoja en blanco, sin asentimiento. Recuerdo de madre y hermano.
¿Quién es el que está en la espesura de tu sombra blanca?

Te diré, (hermana, amiga, sombra de lo que no fue), quién es.
Mátole el silencio. Cenizas. Humo.

Y por fin, en esta cruz de mujeres sin alma
te dormirás de una batiente de alas azules y rojas. Sin despertar,
princesa. Sin despertar.

Puedo sin sentir creo, y siento sin poder creer.

Figura serena, blanca y ligera, a tu pesar,
dulce y salada, al mío.
¿Qué será de estos días sin noche, de estas noches
sin sol, de este andar sin pasos?

Dame tu reflejo en mi viajar y vete para siempre volar.

domingo, 26 de octubre de 2008

¿Te apetece sonreír?

Qué poco se necesita para ser feliz.
Una tarde, tu familia, una sonrisa de tu sobrina, una película entretenida, quizás un paseo. Rememorar unos cuantos recuerdos infantiles, comida bien hecha.
La felicidad es algo más que el dinero, o un trabajo, es sentirse completo.
Un besito, una caricia, una mirada.

Tengo la mala fortuna de solo poder ver a mi hermano una vez a la semana, y se podría decir que no hemos hecho nada, solo jugar a la videoconsola, pero a mi eso me ha valido. Mientras, en el salón, mis padres, con mis sobrinos, y mi cuñada. Desde la habitación que estábamos se escuchaban las risas, los juegos, los “piques”, y tanto mi hermano como yo no dejábamos de sonreír.

Cuando eres más joven eres el causante de esos juegos, pero de mayor ves a tus hijos, sobrinos o nietos, y no dejas de reírte. Esa ingenuidad, esas sonrisas, esos recreos infantiles.

La sociedad de ahora no deja tener momentos tan maravillosos como esos, todos tenemos que trabajar, y la mayoría en trabajos que odian, solo para poder vivir, o más bien, sobrevivir, sin darnos cuenta lo que realmente es valioso; el mundo que nos rodea, nuestra familia.

Qué lejos quedan ahora los años que estudiaba el último día, o las vísperas de reyes magos, ansiando los regalos, o simplemente la esperanza de unos nuevos rotuladores. Ahora la vida tiene más de monotonía que de sorpresa, pero de vez en cuando, tu sobrina, tu sobrino, te regalan una tarde llena de felicidad, y sonreís como cuando tenías 8 años y te regalaban un caja de 64 rotuladores carioca.

viernes, 24 de octubre de 2008

Camino

Todo está en todo. Todo ya está escrito. Todo vuela, y todo muere.
¿Qué es la poesía sin el teatro y sin la novela?, elementos que se necesitan recíprocamente, necesitan beber uno de otros, y los otros de unos.
Novelas como “Pedro Páramo” de J. Rulfo, o “La lluvia amarilla” de J. Llamazares, son pura poesía, su prosa llega a cotas de la poesía que ningún poeta ha llegado, hay puro lirismo en sus oraciones, hay recuerdos, sentimientos, amores, todo.
Poemarios como “Aquí no hay poesía” de J. Bayly, con un uso de la lengua totalmente coloquial, y en cambio, su forma es poesía. ¿Qué es?

La literatura ha dejado de existir, muere todas las noches, y vuelve a nacer cuando uno se despierta. La literatura es la vida. No importa si lo que quieres contar tiene que ocupar 400 páginas, o una línea, (qué se lo digan a Augusto Monterroso).

Toda novela, o poemario, u obra de teatro tiene algo de quien la escribe; su alma, su vida, su trabajo, su yo. Eso es poesía.
La creación es el padre de la literatura, pero tiene muchos hijos.
Cojámonos de las manos, y no luchemos; andemos. El camino se hace al andar, no al imaginarlo. Somos y no somos, ahora y mañana. Todo es todo.

No esperemos un día mejor, más soleado, con menos obstáculos. Todo es necesario, no hay nada prescindible, porque si no, no existiría.
Quién sabe, a lo mejor estoy salvado la vida a una persona por escribir esto, yo solo me conformaría con hacerla sonreír.

lunes, 20 de octubre de 2008

11 meses después del amanecer

Por fin acabé mi primera novela. Después de once meses escribiéndola.
Creo que nunca estará perfecta, pero se acerca bastante a lo había soñado, cuando empecé a escribirla.
Todos los escritos tienen algo de autobiográfico, ya sea en la poesia, en la novela, o simplemente en una historia. Y ésta también es así.
Hay un personaje, secundario, que está perdido, no conoce su lugar en el mundo, y va dando tumbos. Va de persona en persona, buscando ese cariño, o ese amor que se le negó desde que nació, y solo encuentra que es utilizado como un pañuelo, y no precisamente para limpiarse las lágrimas.

La verdad es que estoy muy contento del resultado final, me ha valido para darme cuenta de que con disciplina, puedo conseguir escribir lo que me proponga.
Debo de ser sincero, esta novela está escrita a cuatro manos, ya que mi mejor amigo, y hermano, Nacho, a colaborado en la mitad. Cada uno a puesto lo que sabía; yo, la creación, la introspección, el desarrollo, él, la realidad, la corrección, la dureza.

Espero que dentro de un tiempo, alguna editorial valiente, se anime a publicarlo.
Como lector diré que no es una obra maestra, pero si mejor que otras novelas que se publican ahora.

Si tenemos la suerte de que algún día está en las librerías, ya os avisaré, para que…,
qué iluso soy.

sábado, 18 de octubre de 2008

-9-

Y te miro en el espejo, color ayer,
y tu figura, suave, transparente,
se refleja en mi sentir tristemente,
y mi pasado regresa en su nacer.

Y me miro en el espejo, color ser,
y la sombra me envuelve pesadamente,
tu recuerdo, hoy, seca tu simiente,
y sueño, despertado, en tu volver.

Tu nombre, que poco recuerdo, existe,
vive y llama, vive y muere, sembrarás,
y en este árbol grabarlo pudiste.

Y ahora, en mi vuelo cantarás,
y ahora, tu imagen marrón se viste,
y ahora, en mi adiós te digo: vivirás.

El mago maño

Por fin ha vuelto. Su nuevo disco desborda Bunbury por todas partes.
Rock, rock y rock. Nada más.
Lejano quedan sus experimentos, que aunque acertados, únicamente distorsionaban su verdadero sonido.
“Helville De Luxe” es un disco que sabe a poco. En sus letras, donde las guitarras predominan, y donde el folk se junta con el rock, una voz se escucha más que ninguna; es esa unión lo que hace que este disco se convierta en uno de los mejores, si no el mejor, de la carrera en solitario del maño universal.
Once años lleva solo, y en cada nuevo disco pega un salto tanto de calidad, como de innovación. Radical Sonora sonaba demasiado a Héroes del Silencio, y enseguida se arrepintió de ello, Enrique es un explorador, no un hombre cotidiano.
Los siguientes discos fueron menores, y de también de menor repercusión mediática, pero con igual o más calidad que su primer disco, aun se encontraba buscando su camino.
Entonces llegó, En 2002 apareció. Su mejor disco hasta la fecha. “Flamingos”. Un disco repleto de ritmo y de mensajes escondidos. Su meta a un estaba lejos, pero pudo comprender que lo importante no era llegar a alguna parte, sino el propio camino. Con canciones como “Si”, o “Ciudad de bajas pasiones”, y sin olvidar “Hermosos y malditos” testificó esta aseveración.
Ya no se sentía presionado por el pasado de Héroes del Silencio, al fin era él, Enrique Bunbury.
Los siguientes discos simplemente eran diversión, eran discos predestinados a un montaje de concierto, a pasarlo bien, a imaginar que todos pertenecemos a una noria, a un circo. La calidad no la descuidó, pero en “Freak show” se entregó, plenamente, a esa diversión.
No hablemos ahora de sus colaboraciones esporádicas, no olvidemos que estamos ante un artista, además de polifacético, inquieto, alguien que no para de buscar caminos nuevos que recorrer, sin importar la meta.
La poesía, la literatura, su saber estar, son sus señas de identidad. Enrique Bunbury, un artista que antes de nada, admira la inteligencia.

Sus letras hacen reflexionar, pero no de una forma social, como quizás lo haga Ismael Serrano, o Joaquín Sabina, pero si de una forma más profunda, y sobre todo, más subjetiva. La vida de cada uno, es de cada uno, ¿quién eres tú para vivir la mía?

Gracias por regresar, gracias por no haberte ido nunca. Gracias Enrique.

miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Lo soy?

Hoy me ha pasado algo que me ha hecho recordar algo que pasó hace tiempo.
Cuando he llegado a casa he visto que mis gatos me la había liado, me había roto unos vasos, había tirado libros al suelo, y demás. Me he enfadado muchísimo, y les he gritado, y, lo admito, les he pegado a los dos en el culo.
Cuando me he calmado, no paraba de llorar, no sabía como pedirles perdón, me sentía totalmente desconsolado, como si hubiera matado a alguien, me he sentado en el suelo, con la cabeza entre las piernas y lloraba, más y más. Sentía dolor, mucho dolor, me ahogaba en mis propios llantos, y no sabía como pararlo. Los gatos me miraban, maullaban muy quejadamente, como si me dijeran que dejara de llorar. Me he sentado en el sofá, y cogido a Goku en brazos, poco a poco me he ido calmando, pero aunque los sollozos paraban, las lágrimas, no. Hasta que no he sentido que mis niños se me ponían en el regazo, no he dejado de sentir un dolor dentro de mi, como si me estuvieran atravesando.
Hace mucho años, sin causa aparente, ... la tomé con Peluc; lo pegué, lo arrojé a las paredes. Aun sigo sin saber porqué. Solo recuerdo que durante un mes no pude mirar a los ojos a mi peluche, me sentía avergonzado, como si hubiera echo el peor de los delitos, y eso que era un peluche, desde ese momento, cuando me sentía tan mal, empecé a darme cuenta lo importante que era para mí.
Sé que he cometido mucho errores en mi vida, y que seguiré cometiéndolos, tendré que aceptar que todos los errores me harán llorar... no valgo para hacer daño a nadie, ni siquiera a un muñeco. Soy un blando, qué se le va a hacer...
¿Me perdonáis? ......

-8-

Anoche, a las diez de la mañana, pensaba tu recuerdo, tu mirada reflejada en el espejo ciego, color soledad.

Sombra en la luna, tapada de la belleza oculta.
Desconocida de ojos tono niño, con sabor a vainilla recién nacida.

Asomado a la terraza de mis sueños, busco tu presencia en los rostros equivocados, solo recibo un puede ser; y un nunca te encontraré.

Estos labios sin fin, estas manos que no sirven para escribir,acarician la respuesta imberbe, y suspiran por un aliento que me agiten este aciago día sin miel.

Ahora, en esta madrugada, pregunta a tu compañera silenciosa, mira su sombra, e intenta responder lo que dice el triste ayer.

¿Te espero?

lunes, 13 de octubre de 2008

Einstein disfrazado de filosofía

Recién me acabé un libro que me ha gustado mucho, se llama "La fórmula de Dios". No soy quien para decir si es bueno o malo, eso es trabajo de críticos, aunque les hagamos muy poco caso.
En el libro, gracias a la física y a una trama un poco rocambolesca, con Einstein de por medio, intenta explicar la existencia de Dios.
Siempre he creído que la física era demasiado complicada, pero no es así, Jose Rodrigues Dos Santos hace un libro ameno y divertido, con ejemplos claros, bastante esclarecedor.
Me ha recordado mucho a las enseñanzas de Aristóteles; lo del primer motor, algo inamovible -origen de todo movimiento, causa que provoca un efecto pero que no le ha originado nada.
Siempre he creído que todos somos en parte Dios, todos tenemos la facultad de crear, ya sea vida, arte, muerte o simplemente, nada.
El libro plantea varias preguntas que tienen que ver mucho con la filosofia, por ejemplo: ¿Somos libres realmente?, ¿Existe el libre albedrío?. Yo creo que no, todos estamos influenciados por todo y todos. No elegimos libremente ni cuando comemos, comemos cuando tenemos hambre, y eso provoca que no muramos de anihalición, ningun acto es libre, todo depende de algo y provoca algo.
Otro problema que me ha gustado es la paradoja de Zenon; la tortuga y la liebre. Aunque la liebre corre más, siempre lo hará de una forma proporcional a la tortuga, y eso, matematicamente, quiere decir que nunca la alcanzará. Lo mismo es el mundo, nunca podremos conocerlo todo, primero debemos de saber la historia del universo, de todo el universo, despues de cada constelación, de cada planeta, de cada satélite, de cada continente, de cada pais, de cada ciudad, de cada barrio, de cada calle, de cada casa, de cada familia, de cada persona, de cada molécula, de cada átomo, y así hasta el infinito. De lo universal e infinito, hasta lo particular e infinito.
Y por último, si yo dijera "yo siempre miento", ¿Estaría diciendo la verdad? Da que pensar.
Recomiendo esta lectura.

viernes, 10 de octubre de 2008

Fuera de sitio

Esta semana he retomado mis clases en la universidad, después de mi año sabático.
Me trae muchos recuerdos estar en esa facultad. Mire donde mire me vienen a la cabeza besos furtivos, soledad, risas, abrazos, caricias, desamparo, tumulto.
Mil cosas me han pasado entre sus paredes, y también fuera de ellas.
Conocí a uno de los amores de mi vida, la mujer que más daño me ha hecho.
Allí nació el germen de mi escritura, gracias a las cuantiosas lecturas desconocidas para mí.
Ya no conozco a nadie, solo a un gran amigo, Jorge. Me siento muy solo allí, sé que no pertenezco a esas clases soporíferas, o a las lecciones inservibles, pero si al ambiente de fuera, a las conversaciones en el bar, a las cervezas en las entradas, y sobre todo, a los besos que pude dar.
María, Luis, Alberto, Irene, Leticia, María, (otra). Nombres llenos de amarguras, y casi extintos.
Mi lugar está en los libros que leen los universitarios, leyendo en la intemperie, o simplemente paseando en buena compañía.
No valgo para ser filólogo, aunque ame a la literatura como a mi propia vida. Valgo para escribir, para leer, para aprender, pero no para memorizar.

-7-

Amanecer tardío, amarillo y rojo.
Amanecer frágil, lleno de tristezas
y de soledades.

Miro en este espejo, ciego, roto,
manchado del pasado y veo tus
ojos con sabor a miel.

Agítame cuando estés en
silencio, y escucharás como te recuerdo.

No dejes que la soledad inunde esos
ojos amantes, esos labios que quiero
besar, o esas manos que acarician el
aire que respiro.

En esta luna abierta
te pregunto una cosa:
-¿Me dejas cuidar tu felicidad?

Primera pincelada

Tengo tres tatoos en mi cuerpo, son pequeños, símbolos chinos.
El primero me lo hice hace muchos años, calculo que unos siete. Lo tengo en el omoplato derecho, y significa “Amor” o “Enamorado”. Sé lo que estáis pensando pero es cierto que pone eso, mi hermano estudio chino durante dos años, y aunque no aprendió demasiado, (por la complejidad del idioma, no porque mi hermano fuera un zote), me certificó que significa eso.
Todos mis tatuajes significan algo en mi vida, no los tengo simplemente como adorno o como molestia.
Cuando aun iba al instituto estaba enamorado de una chica llamada Leticia, y lo peor, o mejor, es que no parábamos de hablar, nos llevábamos muy bien, pero nunca me atreví a confesarla lo que sentía, principalmente porque me daba vergüenza.
Cuando se acabó el curso me crucé en la calla con una amiga mutua, y la pregunté por Leticia, me dijo que estaba saliendo con un chico desde hacía un mes, porque se había cansado de esperar a que me declarara. Su amiga me dijo que estaba colada por mi.
Desde ese día me juré a mi mismo que nunca más negaría el amor, y que siempre que lo sintiera, lo confesaría, aunque eso significara un rechazo, pero gracias a mi forma de ser, impulsiva y pasional, he conocido a mujeres extraordinarias, que me han hecho mucho daño, pero que también me han hecho muy feliz.
Ya no sé ser de otra forma, y aunque me podría ir mejor, también podría irme peor. Al menos he conocido el amor, y lo he sentido en mi piel, y, carajo, cómo duele.

-6-

Poeta de cristal, luz sin brillo. Anochecer acompañado.
Espejo sin reflejo. Noche.

Ahora me acompañas, de lejos, y aun de cerca, el roce de tus
dedos acompañan al aire que toco.

Habla y busca. Riega, no olvides.
Ventana del mañana, hombre del presente. No olvides.

Abrázame, y no dejes que mi sombra tape tu cara.

Y aquí, en este día con luna, fue cuando lo sentí.
Miedo. Amor. Terror. Soledad. Amor. Eternidad. Amor. Amor.
Mis palabras hablaban y no sabían que decir.
Mi corazón latía y no sabía sentir.

Despedida sin lágrimas, abrazo sin beso.
Atadura sin cuerda. Mañana.

Amigo, hermano, amante, recordado, no olvides que tu
sangre, mi sangre, nuestra sangre discurre en el
latir de estas letras.

Nunca te diré hasta siempre.