Amanecer tardío, amarillo y rojo.
Amanecer frágil, lleno de tristezas
y de soledades.
Miro en este espejo, ciego, roto,
manchado del pasado y veo tus
ojos con sabor a miel.
Agítame cuando estés en
silencio, y escucharás como te recuerdo.
No dejes que la soledad inunde esos
ojos amantes, esos labios que quiero
besar, o esas manos que acarician el
aire que respiro.
En esta luna abierta
te pregunto una cosa:
-¿Me dejas cuidar tu felicidad?
viernes, 10 de octubre de 2008
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