martes, 7 de octubre de 2008

-2-

Nítida como una mañana de verano, escuché esa voz dentro de mi mente.
La luz del alba golpeaba la ventana de mi habitación.....
Y unos leves rayos de sol luchaban, titánicamente, contra los visillos.....
Reposando en la vigilia, tierra poblada de vivos y muertos, con la mirada fija en el techo, o en las estrellas, oí una voz en mi oído, símil a lo que tantas veces había oído allí,....
Una voz familiar, sanguínea pero forzosamente, libre;....
-¡¡Tu madre muere¡¡. Se repetía en mi cabeza, como cualquier arrancándome de los brazos de Morfeo, consiguiendo en mi, ese mismo propósito.....
Ya muertas esas palabras, resistían en mí, como el recuerdo imberbe de mi pueblo, mi primer beso o mi primera noche en vela.....
El cuerpo reaccionó con más presura que mi mente, que aún, se debatía entre el sueño y lo posible, y solo pude sentir como mis piernas me dirigían hacía esa morada, ahora, desconocida.....
Profecía del después, mis pies se enredaron en los brazos de mi descanso, haciéndome tropezar y caer en el intento.....
Entre gateos y pasos torpemente desordenados, abrí la puerta, chillando y anunciando mi entrada.....

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