miércoles, 19 de noviembre de 2008

Ángel

Hoy he ido a ver “Camino” de Javier Fesser.
No es mi intención criticar para bien o para mal esta película. No es mi cometido en esta entrada, pero si quería contar porque la he ido a ver.
Llevaba obsesionado con una imagen de la película, casi una semana, y me ha costado mucho dormir.
Era la cara del ángel de la guarda de la protagonista. Gritando “Mami”, con los ojos totalmente desencajados. Desde hacía mucho tiempo no tenía tanto miedo a algo.
Tenía esa imagen en la cabeza, y eso que en su momento, en un trailer, solo la vi un segundo, pero se quedó en mi como las imágenes subliminales de “El exorcista”.Pero ésta, en cambio, me tenía totalmente obsesionado y aterrorizado, intentando evitar que viera esa película como fuera.
Hoy no he aguantado más, me gusta enfrentarme a mis miedos, aunque después salga con más miedo todavía, lo mismo que me pasó con las serpientes y los espejos.
La imagen de la película es muy poderosa, y admito que un escalofrío me ha atenazado por detrás, como si alguien me estuviera agarrando, pero pasó.
El miedo ya no está, pero estos últimos días han sido muy nerviosos para mí, esperando que esa cara, con esos rizos ondulados, desapareciera de mis sueños, pero poseyendo cada vez más mis pesadillas.
Espero que esta noche pueda dormir tranquilo.
Miedo, miedo a lo desconocido. Tengo miedos que aún no he descubierto. Tengo miedo a ellos.

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